12 palabras que cambiaron completamente de significado

Las palabras no solo se crean o dejan de usarse, sino que en muchas ocasiones cambian su significado con el paso del tiempo, e incluso palabras antiguas se reciclan con significados completamente nuevos.

Gracias al Nuevo Tesoro Lexicográfico de la RAE podemos consultar online unos 70 diccionarios históricos para ver qué significaban hace siglos palabras que hoy son comunes. Azafata, ordenador, bombilla, alienígena… son algunos de los términos que usaban nuestros tatarabuelos con significados completamente distintos.

Avión: en el siglo 17 era un pájaro

Los aviones llevan volando en nuestro país desde, al menos, el siglo 17, como vemos en este recorte del diccionario de 1611. Pero eso sí, antes de la invención de los aviones, se utilizaba para un pájaro también llamado vencejo. Hoy en día, en algunas regiones españolas, «avión» sigue siendo un pájaro, pero de otra familia que también agrupa a las golondrinas.

Lo curioso es que el avión que tiene pico y el que no, aunque se llamen igual, tienen etimologías diferentes: según la RAE, el nombre del ave viene del latín gavia, y el del transporte viene del francés avion, y este del latín avis.

Azafata: la sirvienta real

Definición en 1726

Azafata es una palabra que lleva siglos en el español. Su primera acepción era la de una dama que acompañaba a la reina, y le facilitaba sus cosas con una bandeja llamada «azafate».

Con la llegada de la aviación, a las personas que ejercían la asistencia a los viajeros (en un principio solo mujeres) se les pasó a denominar con esta palabra, mientras en América Latina inventaban un término nuevo: aeromoza.

Formidable: algo temible

Definición de «formidable» en 1732

Hoy en día si decimos que algo es «formidable» seguramente nos referimos a que es genial. Pero la definición original de esta palabra se usaba para «lo que es muy temible y que infunde asombro y miedo«. Y lo cierto es que hoy aún se mantiene como primera definición en el diccionario actual.

Semáforo: el club de las luciérnagas

Curiosamente, antes de que se inventaran los coches, ya existía la palabra semáforo. En 1855 ya aparece en el diccionario como un término zoológico: el que recoge los insectos luminosos, como las luciérnagas. No sería hasta 1884 cuando se incorpora otra acepción: la de «telégrafo óptico en las costas para comunicarse con los buques por medio de señales». Vamos, un faro.

La acepción de señal urbana no aparecería oficialmente en el diccionario de la RAE ¡hasta la edición de 1970!

Ordenador: el que manda

En 1706 ya encontramos la palabra ordenador en el diccionario. Y no, no se trata de que los agentes del Ministerio del Tiempo se dejasen ahí un portátil, sino que era la palabra para designar a quien ordenaba.

Bombilla: una pajita para beber mate

A mediados del siglo 19 la electricidad aún no estaba en las casas y quedaban décadas hasta que se inventase la bombilla eléctrica, pero en 1846 la palabra ya aparece en el diccionario de Salvá, ya que en América Latina se usaba (y se sigue utilizando) para denominar lo que en España llamamos pajita. Y ojo: los ricos las tenían de plata y oro.

La acepción que todos conocemos hoy aparecería en el diccionario de la RAE en 1914. Y en la edición de 1927 viene hasta con un dibujo:

Alienígena: lo contrario de indígena

Si hoy decimos que nos hemos encontrado con un alienígena, posiblemente nos manden al programa de Iker Jiménez. Pero esta palabra se creó a principios del siglo 19 con el significado de «extranjero», es decir, lo contrario a indígena.

Curiosamente, en inglés alien sigue teniendo esa acepción, como bien saben todos los que han aprendido este idioma con la canción de Sting Englishman in New York: «I’m an alien, I’m a legal alien, I’m an Englishman in New York».

Enchufar: unir dos cañerías

Otra palabra que hoy relacionamos con la electricidad y que tiene un origen bastante diferente. En el diccionario de 1852 ya aparecen enchufe y enchufar con el significado de empalmar dos cañerías.

Probablemente este significado se traspasó a los cables eléctricos cuando esta tecnología se extendió a los hogares, y acabó siendo la principal definición. Eso sí, la RAE no tira la toalla y el empalme de dos tuberías sigue presente en la definición actual.

Adolescencia: hasta los 25 años

En el diccionario de 1770 aparece la palabra adolescencia con un significado muy similar al actual, pero nos sorprende su duración: ¡hasta los 25 años!

Siesta: la hora de la siesta (aunque no duermas)

Hoy en día, si decimos «siesta», todos pensamos en el sueñecito que nos dormimos (cuando podemos) tras la comida, generalmente. Pero la primera acepción de esta palabra era simplemente esa hora, durmieses, leyeses o jugases a las damas, según nos cuenta el diccionario en 1739. Es decir, lo que hoy en España llamamos «la hora de la siesta», aunque en América Latina sigue en uso esta acepción como periodo de tiempo.

Asesino: el que traiciona a un amigo

Asesinar siempre ha significado matar a alguien, pero antiguamente además tenía un significado metafórico bastante chocante: y es que si un amigo te mentía o traicionaba, podías decir que te había asesinado. «Fulano es un asesino, quando ha hecho traición á algún amigo suyo».

Telégrafo: la versión anterior

Si eres lector habitual de La cabeza llena, esta definición del diccionario de 1803 te sonará: están hablando del telégrafo… óptico, el que se basaba en transmitir símbolos de una colina a otra.

Para saber más: Libro «300 historias de palabras»Matador | Nuevo tesoro lexicográfico