El surrealista himno de la Comunidad de Madrid

Madrid fue la última comunidad autónoma en establecerse, y se quedó como ente uniprovincial básicamente porque ambas Castillas le hicieron la cobra, rechazando incorporarla a su región. En 1983 la recién nacida comunidad estrenaba sus propios símbolos diseñados para la ocasión, ya que no tenía ninguna historia como ente independiente. A la bandera y el escudo de la Comunidad, muy conocidos, se le une un himno, un gran desconocido ya que a diferencia de otras autonomías, casi nunca se utiliza en actos oficiales.

Y es una lástima, porque es un himno con un toque surrealista y divertido, que explica precisamente la historia de cómo Madrid se quedó sola en el proceso autonómico. Fue escrito por Agustín García Calvo, que cobró 1 simbólica peseta por ello, y la música se la puso el compositor Pablo Sorozábal Serrano. Se trata de posiblemente el único himno regional del mundo que incluye la palabra “semáforo”:

Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro,
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
sola me quedo.

Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
autónomo, entero!
Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto

Yo tengo mi cuerpo:
un triángulo roto en el mapa
por ley o decreto
entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
provincia de toda provincia,
flor del desierto.

Somosierra me guarda del Norte y
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
se llevan el resto.
Y a costa de esto,
yo soy el Ente Autónomo último,
el puro y sincero.
¡Viva mi dueño!,
que, sólo por ser algo,
¡soy madrileño!

Y en medio del medio,
Capital de la esencia y potencia,
garajes, museos,
estadios, semáforos, bancos,
y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
del Dios del Progreso!

Lo que pasa por ahí, todo pasa
en mí, y por eso
funcionarios en mí y proletarios
y números, almas y masas
caen por su peso;
y yo soy todos y nadie,
político ensueño.
Y ése es mi anhelo,
que por algo se dice:
De Madrid, al cielo