La época amarillista de Diario 16

Diario 16 fue uno de los periódicos de referencia de la transición española. Su campaña de lanzamiento en 1976 popularizó la canción Libertad sin ira, que se convirtió en todo un lema de esta etapa política.

Sin embargo, aunque fue un diario muy popular, a partir de los años 90 parte de su equipo directivo lo abandonó para fundar El Mundo, lo que inició una etapa de declive de la cual ya no se recuperaría, cambiando de director cada pocos meses y con su equipo sin cobrar y recurriendo a huelgas para reivindicar su trabajo.

En esta situación, que el diario consideraba una «campaña contra la prensa libre» orquestada por el gobierno de Aznar y Pedro J. Ramírez, Diario 16 llegó a emitir bonos de solidaridad. Se trataba de donaciones de 10.000 pesetas que los lectores podían hacer para salvar el diario, convirtiéndose en «amigos de Diario 16»:

Durante el año 1997 se produce una de las etapas más polémicas del diario. Tras una etapa convulsa con cambio de propietarios y una larga huelga de los redactores, Diario 16 da un giro amarillista a su línea editorial. Sus portadas siempre habían sido populares, con titulares sorprendentes y un lenguaje cercano al lector, pero en esta época llegan al más puro amarillismo. Veamos algunos ejemplos:

Cuando quisieron informar sobre Anguita

Cuando quisieron trasladar a sus lectores sus diferencias de criterio con un juez:

Y de paso, daban voz a quienes ofrecen terapias «alternativas» para el cáncer

Cuando insinuaban la posibilidad de que el nuevo accionista de Antena 3 cambiase su línea editorial:

 

Cuando mostraron un hábil documento gráfico que reproduce fielmente cómo investiga un juez:

La portada que representa la calma y la mente fría en un momento difícil:

Cuando trataron con delicadeza y respeto conflictos internacionales:

Cuando dieron voz a tesis conspiracionistas sobre el sida:

Tras esta etapa, Diario 16 fue comprado por el Grupo Voz (editor de La Voz de Galicia), que por aquel entonces quería convertirse en un grupo de comunicación nacional. Aunque se relanzó en 2001 con una nueva imagen (y una línea editorial más calmada), las ventas no acompañaron. Hubo un último plan de hacerle un rebranding y lanzarlo como Diario Público, pero no prosperó, y en noviembre de 2001 salía a la calle su último número: