Almanaques, los smartphones del siglo XIX

Llevar toda la información que necesitamos en nuestro bolsillo es fácil hoy en día gracias a los smartphones y a internet. Cualquier dato se puede consultar en cuestión de segundos. Pero este ansia por tener toda la información siempre encima no es nuevo, y antiguamente se cubría con otros inventos.

En las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, se pusieron muy de moda los almanaques,  libritos de pequeño tamaño de unas 200 páginas, ideales para llevar siempre encima, que se solían comprar a finales de año. En muchas ocasiones estos libritos estaban editados por revistas y en ellos se hacía un repaso al año que venía, acompañado de muchos otros contenidos y grabados.

Un almanaque solía comenzar con un repaso a las principales fechas del año: cambios de estación, fiestas religiosas, ferias de pueblos, eclipses, fases de la luna… e incluso las campanadas que daban las iglesias en cada barrio:

Almanaque de «El dios de la risa» (1878)

Después comenzaba el calendario en sí, con una lista de los días de cada mes y los santos o fiestas que se celebran en ese día:

«El almanaque rosa» de 1926

Estos eran los puntos en común. Después, dependiendo del tono y el público al que estuviese dirigido cada almanaque, se incorporaban muchas otras secciones. Por ejemplo, el femenino Almanaque Rosa que se publicaba en los años 20 incluye novelas románticas, chistes gráficos, poemas…

También había almanaques humorísticos, como el de El Dios de la Risa, que incluía textos satíricos, críticas hacia todo tipo de profesiones, caricaturas, poemas sobre la actualidad nacional…

Incluso el Ministerio de Fomento editaba un almanaque agrícola, que incluía lecciones mes a mes sobre las labores a realizar en el campo con explicaciones en grabados, e incluso una sección de refranes y frases célebres:

Almanaque de la Gaceta Agrícola para 1878

Incluso había algunos para posibles lectores de La cabeza llena: el Año en la mano incluía noticias sobre inventos, artículos sobre historia, geografía, países, jefaturas de Estado, comercio, industria, biografías, exploraciones, arte,  relaciones internacionales, agricultura, ganadería, costumbres, literatura, así como otras curiosidades y conocimientos útiles.

«El año en la mano», 1908

En la edición de este almanaque para 1925 encontramos algunas curiosidades como estos avances en telefonía que venían de Suecia: información de la hora, contestador automático, servicio despertador…

Incluso existió un Almanaque etimológico y poético en 1875, que explicaba el origen de cada nombre que celebrase su santo:

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